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La dermatitis atópica es una enfermedad crónica, «para toda la vida», que cursa con inflamación, picor y tiene cierta predisposición genética. Se produce por una reacción de hipersensibilidad a determinados alérgenos ambientales (y/o alimentarios).

Su diagnóstico se realiza por exclusión, es decir, para poder afirmar que un animal tiene atopia, es necesario descartar antes otras posibles causas que provocan signos clínicos similares.

La dermatitis atópica, incluso una vez controlada, suele tener brotes o períodos de reagudización, y esto es muy importante tenerlo claro, para no crear falsas expectativas en cuanto al tratamiento.

Síntomas

El síntoma principal es el prurito (picor), que hace que el animal se rasque de manera frecuente.

Las zonas que normalmente presentan inflamación y lesiones por rascado son las patas (sobre todo las delanteras), los oídos, las axilas, el abdomen y las ingles. Estas zonas pueden variar entre perros y gatos.

El animal rasca de manera intensa, pero también puede lamerse compulsivamente para tratar de aliviar el picor, esto es más típico en la especie felina.

Normalmente, estos síntomas aparecen antes de los 3 años de edad, y evolucionan de manera lenta y progresiva.

Es habitual la aparición de infecciones secundarias bacterianas o fúngicas, que empeoran el cuadro clínico.

Diagnóstico

Lo primero que hay que hacer es descartar otras causas que puedan dar lugar a esos síntomas:

–  Trataremos posibles parásitos como pulgas, sarnas, cheyletiella, etc.

– También deberemos descartar que se trate de una alergia alimentaria, es muy probable que se necesita hacer una dieta de eliminación para ello, durante al menos 8 semanas.

– En función de las lesiones y su distribución, debemos también descartar algunas causas endocrinas realizando algunas analíticas.

– También deberemos tener en cuenta que el lamido o rascado no tengan un componente psicológico.

Si todo esto queda descartado, y los signos clínicos y su evolución nos llevan a pensar que estamos ante una dermatitis atópica, podremos empezar un tratamiento.

 

Tratamiento

El tratamiento puede ser de dos tipos: un tratamiento para los episodios agudos o brotes, y otro tratamiento crónico, de mantenimiento, que será para toda la vida.

– Tratamiento de episodios agudos

El objetivo será detener el picor cuanto antes, así como tratar todas las posibles causas concomitantes que puedan agravarlo. Tendremos también que tratar las infecciones secundarias por bacterias o levaduras mediante uso de antibióticos, antifúngicos, y/o baños con champús especiales de manera frecuente.

– Tratamiento crónico

En un animal con atopia, han de cubrirse las siguientes necesidades:

  • Control estricto de parásitos externos durante toda su vida.
  • Dieta específica de alta calidad.
  • Correcto aporte de ácidos grasos (en la misma dieta o en forma de suplementos).
  • Baños con champú especial.

No olvidemos que un animal con atopia tiene alterada su barrera cutánea, y es muy importante mantenerla lo más íntegra y cuidada posible con todo lo anterior descrito.

En función de la estacionalidad de los brotes (puntuales, o durante todo el año), y de la intensidad de los mismos, elegiremos un tratamiento distinto para cada animal (pastillas: Apoquel/Ciclosporina, inyecciones: Cytopoint, jarabe: Ciclosporina, etc), siendo necesario en ocasiones, probar varios de ellos, ya que cada animal responde de manera distinta, y hemos de dar con el que le va mejor. Esto supone, a veces, la frustración del cuidador del animal, ya que el coste económico y emocional puede ser alto, y es por esto, que ha de tenerse muy claro desde el principio que es una enfermedad para toda la vida.

 

Pruebas de alergia y autovacuna

Se pueden realizar pruebas de alergia para saber exactamente a qué es alérgico el animal y hacer una vacuna adaptada. Consiste en la inoculación de los alérgenos a los que es sensible, en dosis creciente, para intentar disminuir la reacción a los mismos.

La eficacia de la autovacuna, varía mucho de un animal a otro, de esta manera nos encontraremos con algunos individuos en los que hay una gran mejoría de los signos clínicos, pero sin embargo en otros, apenas notaremos diferencia. Igualmente, el hecho de que haya una mejoría suficiente como para reducir la cantidad de medicación necesaria, ya se podría considerar un éxito.

Para realizar las pruebas de alergia, es mejor esperar a que el animal tenga una determinada edad (no muy joven), ya que de lo contrario, corremos el riesgo de tener resultados no fiables. También es importante señalar que para determinar si la autovacuna está funcionando o no, o cuánto, se necesitan esperar entre 4 meses y 1 año. Antes no podremos valorar su efecto.

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